Los dos mayores aliados contra la política proteccionista de Trump no se fían entre ellos. El Gobierno alemán aprobó un decreto para poner coto a las inversiones de países o Estados extracomunitarios dentro de su territorio, sobre todo en sectores estrátegicos. Aunque no se menciona a ningún país, todas las miradas apuntan hacia China, al que la Unión Europea acusa sistemáticamente de hacer "dumping" al financiar con dinero público sus empresas.
Merkel y Jinping se unieron hace meses contra la política proteccionista del presidente americano, defendiendo el libre comercio por encima de todo. Sin embargo, ahora Alemania pretende proteger sus sectores clave -centrales nucleares, hospitales, aeropuertos, redes de telecomunicaciones, etc.- contra las empresas chinas, mucho más competitivas ya que juegan con el apoyo económico de sus Gobierno. Además, esta política viene de la mano de la Unión Europea, que pretende revisar este tipo de inversiones en los países comunitarios para detectar posibles prácticas de competencia desleal o "dumping".
De este modo, la nueva ley permite que el Gobierno estudie en un plazo de hasta cuatro meses todas las ofertas y aumenta los sectores sensibles de estas auditorías, lo que asegura que el Ejecutivo germano tenga que dar el visto bueno a todas las compras de empresas relacionadas con defensa o seguridad, entre otras. Además, todas las compras de más del 25% del accionariado de una empresa alemana serán supervisadas por el Ministerio de Economía.
Todo c con la compra de la empresa robótica Kuka por parte de la compañía china Midea. El Gobierno alemán se asustó, ya que el Ejecutivo del gigante asiático accedía a tecnología clave "made in germany". Esta idea se reforzó con el intento de Fujian Grand Chip Investment Fund de comprar Aixtron, algo que finalmente bloqueó el Ministerio de Economía. Esto convenció a Merkel de intentar controlar el acceso de empresas extracomunitarias a sectores clave alemanes, ya que podían acceder a información de seguridad.
Esto se vio claramente, según informa El Confidencial, hace poco más de un mes, cuando el banco de inversiones JP Morgan, accionista mayoritario de Noatum Ports, cerró el traspaso del 51% de las acciones del operador portuario que controla la principal terminal del puerto de Valencia a la gran naviera china COSCO, uno de los gigantes del transporte marítimo mundial. El acuerdo incluye, además, las terminales de contenedores de Noatum Ports en Bilbao y los puertos secos de Madrid y Zaragoza.