REVISTA LOGÍSTICA TRANSPORTE Y ALMACENAJE - 09/07/2018



El desconocido lado bueno de José Blanco.

Viceministro de Fomento en la sombra, y respetado por el PP.

El insospechado puente hacia el PP.

El poder sea con olor a gasolina o maderas nobles siempre puede ser bueno o lo contrario.

La vida e historia política del exministro José Blanco ha cobrado actualidad ahora que parece que está actuando de ministro en la sombra del titular José Luis Ábalos. Su vida e historia, la de este gallego de origen humilde que llegó a ministro de Fomento, fue llevado ante el Supremo por un presunto delito de tráfico de influencias y salvó su carrera política y ahora retorna, no es muy conocida. Desde las maderas nobles de un despacho o una gasolinera siempre se puede ejercer el poder.

Son conocidas las peripecias del caso Campeón y aquella reunión en una gasolinera, en su coche oficial, con el empresario farmacéutico José Dorribo, que le acusó después de haberle cogido 200.000 euros para solucionarle los problemas que tenía con la Administración.

Evidentemente, aquella instrucción a los chóferes y a la escolta de la Guardia Civil para parar en una gasolinera y recibir al personaje que años después fue condenado a una pena de prisión, no fue el gesto más inteligente del ministro José Blanco, y por el que se le recuerda bastante porque aquello se llamó el caso Campeón.

Un campeón, sin duda, porque logró in extremis que el Tribunal Supremo archivase su caso en contra del criterio del juez instructor que fundamentaba junto al fiscal de una forma muy coherente, que no se habían agotado todas las pesquisas necesarias para esclarecer los indicios que pesaban sobre Blanco.

La causa se archivó, Zapatero perdió las elecciones y Blanco ha estado en silencio hasta ahora que reapareció en la toma de posesión de José Luis Ábalos con personajes que después el ministro titular ha ido nombrando como directores de gabinetes o Secretario de Estado.

Y por último, como presidente de Renfe, a Isaías Taboas, el que fue su Secretario de Estado y que fue protagonista de aquel caso Campeón al interceder ante el alcalde de Sant Boi de Llobregat para facilitar las cosas a un viejo amigo de Lugo de José Blanco, y que curiosamente tiene que ver con la logística porque ha sido el presidente de AzKar en la fase final, antes de ser vendida a la alemana Dachser.

Estos son hitos en lo que puede parecer un personaje oscuro y sin el más mínimo interés político, más allá de este galleguismo tan homologable al de Mariano Rajoy y que parecía quedar atrás con la salida del gallego de la política española, y la renuncia de Feijóo a sustituirle.

Sin embargo, de José Blanco no se conocen unas actitudes significativas y que han pasado desapercibidas, y positivas para el personaje que cobran relevancia aquí y ahora. Cuando faltan estadistas.

José Blanco, como ministro, mantuvo un contacto con el Partido Popular que le permitió consensuar una ley importantísima para el Estado como fue la ley de puertos. José Blanco, con un criterio estatal que hoy echan en falta políticos del PP y del PSOE para ponerse de acuerdo sobre el conflicto territorial, hizo algo que algunos añoran que se hiciese ahora.

José Blanco fue muchísimo más lejos, pensó primero que había que pactar la reforma de la ley de puertos, lo siguiente fue dar instrucciones a Rafael Simancas para que se pusiese en contacto con el portavoz de Fomento, Andrés Ayala por aquel entonces, para poner en macha la reforma legislativa.

En aquel entonces, Rafael Simancas y Andrés Ayala eran completos neófitos para el tema portuario, completos legos en la materia. A través del presidente de Puertos del Estado, en aquel entonces el expresidente de la Xunta también gallego, González Laxe, dieron instrucciones para que el PP nombrase un ponente técnico en la materia.

El PP recurrió a José Llorca, el anterior presidente de Puertos del Estado, y hoy todavía no cesado. Curiosamente, Blanco y Laxe dieron instrucciones férreas de confiarse al buen criterio  de Llorca, que aunque por entonces el presidente de Puertos del Estado era González Laxe, la realidad que saben pocos es que Laxe arrinconó a los ponentes de PSOE, no dejándoles intervenir o manteniéndoles in albis, en favor del ponente técnico y político José Llorca y Andrés Ayala del Partido Popular.

Es decir, que José Blanco dejó hacer conscientemente al Partido Popular intervenir en una ley de puertos que en el fondo estaban de acuerdo, ya que Fernando Palao, creador de Puertos del Estado y originario de la primera ley de puertos, en el fondo como ingeniero de caminos era próximo a José Llorca, a pesar de que personalmente se llevaban mal.

Blanco, de forma desconocida, mantuvo su palabra de mantener ese consenso y la realidad es que esa reforma de la ley de puertos, aunque molestase a Rafael Simancas y a Andrés Ayala, la hizo José Llorca con total libertad y consenso impredecible con José Blanco, que lo mantuvo en secreto salvo los que conocían las situaciones del Partido Popular y el Partido Socialista, más bien pocos.

El caso es que cuando perdieron las elecciones, José Blanco pidió a Ana Pastor varios favores, como que se respetase a algunos a los que dejaba atrás de sus favorecidos o en los que tenía interés.

Ana Pastor respetó ese compromiso protegiendo a personajes señalados como Sánchez Manzanares que se ha mantenido en Puertos del Estado como jefe de un área jurídica, mientras que simultaneaba su trabajo como abogado máximo en Ferraz al servicio del PSOE.

Estas son algunos de los intercambios que hizo José Blanco en su legislatura.

También, en su corto periodo como ministro con Zapatero logró otros consensos como fue el de la privatización de Aena.

Fue él, junto con Taboas y Montilla, los que diseñaron un sistema para aplacar y llegar a una especie de toma y daca con los nacionalistas catalanes y vascos para transferirles de alguna forma la titularidad o la gestión de sus aeropuertos.

Aquello no cuajó a pesar del interés que tuvo La Caixa, a través de Abertis, con hacerse con la plataforma aeroportuaria del Prat y con el diseño de que la plataforma aeroportuaria de Barajas fuese a otros inversores como Ferrovial.

La dispersión de criterios en el nacionalismo catalán, ya en proceso de radicalización, y otras dificultades con los inversores privados deshicieron aquel modelo que evidentemente también estaba consensuando por José Blanco y Zapatero, no solo con los catalanes y los vascos, sino con el Partido Popular.

Aquello que pilotaba Isaías Táboas con Juan Ignacio Lema Devesa descarriló porque la legislatura dentro del maremagnum del rescate bancario y la crisis económica, y algunas veleidades y tonterías que se le ocurrían a Zapatero, acabó descarrilando y llegando el Partido Popular de la mano de Mariano Rajoy.

Pero José Blanco había pilotado esos dos consensos nacionales sobre los puertos y los aeropuertos. En silencio, con su mala fama de cacique gallego acrecentada por el caso Campeón pero la realidad es que, por otro lado, en política supo entenderse y entender que se debía de hacer una política de más altura de nivel nacional.

¿Ha venido ahora a lo mismo, la confianza del PP la tiene?



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