REVISTA LOGÍSTICA TRANSPORTE Y ALMACENAJE - 06/02/2017
El desgobierno de la paquetería en Europa.

Cara, inasequible y obstaculizadora del comercio electrónico interior.

De un ignorante Almunia a un turista Ansip.



No sabemos si la Unión Europea está a un paso de desintegrarse como dicen los americanos o los británicos, pero el fracaso de una economía más integrada en Europa nos lo estamos ganando a pulso.
El caso digital es sangrante.
Si alguien puede ser un exponente de la desidia y holganza de los funcionarios europeos ese es el comisario responsable de la paquetería y el comercio electrónico en Europa, el señor Ansip, comisario europeo para el mercado digital el eterno turista.


Entidades como Red.es, asociaciones como Adigital y otras de usuarios de la paquetería transfronteriza se han quejado de los precios de la misma. Lo mismo el Consejo Económico y Social y la U.E..

El caso es que enviar un paquete en el interior de EE.UU es mucho más barato que entre países de la UE a la misma distancia. Incluso si se eligen tarifas de correos,
puede que sea más caro entre Berlín y Bruselas que entre Berlín y Madrid.

El problema es que los correos europeos, aunque sean los responsables del servicio universal postal en cada país, no actúan de forma unida. Sus acuerdos, que los tienen, son en el seno de la Unión Postal Internacional, un organismo caduco y que engloba a demasiados países, que simple y llanamente no cumple esa función. Si a eso se le une que en Europa, los correos alemán, francés e inglés, optaron por crear sus propias redes de distribución en otros países europeos, está claro que ahora no van a tener ningún incentivo para colaborar con otros correos después de lo que les ha costado ir comprando empresa tras empresa.

DHL gastó millones en comprar Guipuzcoana, La Poste gastó en comprar Seur, Royal Mail en comprar ASM.

Así las cosas, el panorama de oferta de una paquetería paneuropea como si fuese EE.UU es escasa, hasta que completen estas redes y al pluralidad de empresas y que estén subvencionadas no augura una masa crítica.

En los EE.UU son tres players, aquí 8.

O son empresas europeas autóctonas como DHL, La Poste o Royal Mail, pero no acaban de tener una capilaridad tan extensa en todos los países de Europa, aunque La Poste o está intentando hacer, o son integradores norteamericanos que verdaderamente hasta el momento, lo que han tenido es un interés muy grande en montar una red global y mundial de paquetería de larga distancia. Es decir, FedEx o UPS colocan un paquete en cualquier lugar del mundo, pero entre los países europeos su capilaridad es menor.

Es decir que los integradores norteamericanos o DHL, han basado su red europea en una red aérea que es más costosa que la terrestre. Copiando el modelo norteamericano han llegado a unas redes que han sido rápidas de constituir pero que sirven para los envíos a los que se les puede repercutir un precio importante, es además la red que tiene más margen de beneficio y la clientela más interesante para ellos.

Para el resto de la clientela, las empresas pequeñas y medianas que quieren hacer comercio electrónico, que en el fondo es exportar a otros países de la Unión, los costes son muy altos. Lo han dicho entidades como Red.es que además asegura tener una encuesta sobre ello.

Pero algo tiene que haber de verdad, y ser más crítico, para que la UE se haya dado cuenta que
el problema es ya acuciante.

Tras lanzar una encuesta sobre el problema ha tardado muy poco en redactar un Reglamento para el mismo. Como dice el Consejo Económico y Social, hace bien al utilizar el arma más extrema que tiene para legislar. El Reglamento permite legislar y que no sea necesario transponer esa Directiva a las legislaciones nacionales, lo cual lleva un tiempo mínimo de dos años y que puede alargase más.

El Consejo Económico y Social está de acuerdo en la urgencia y la Comisión así lo ha propuesto. Lo que ocurre, es que el Reglamento que se propone es verdaderamente un intento desesperado de corregir una situación a la que se ha contribuido con años de mirar para otro lado.

En lugar de estar realizando una labor de urgencia entre los países europeos, los creadores de este Reglamento, la Comisión Europea, han hecho un texto intervencionista, y seguramente destinado al fracaso. Y es que en vez de promover un debate real, el comisario se dedica a hacer turismo. Turismo promoviendo la digitalización en Chipre o Nigeria.

Este funcionario, bien valorado y que se dice liberal, es la gota que colma el vaso en este tema de la paquetería transfronteriza, porque el Reglamento que han propuesto no tiene desperdicio.

Es una parte más del liberalismo de boquilla que socializa y recurre a procedimientos intervencionistas.

Intentar ahora, que a fuerza de obligar a los que desempeñan el servicio postal publiquen sus tarifas y se intente intervenir para que los correos hagan algo voluntariamente es iluso.

Seguramente el comisario viaje por todo el mundo para conseguir inspiración.

Esto no viene de ahora, tuvo que ser Almunia, que confundía a UPS con una compañía de hospitales, el que permitió la compra de TNT por FedEX bajo el argumento de que así habría más oferta.

Como si FedEx fuese la virgen de Lourdes y tuviese capilaridad suficiente en todos los países, que con la red de TNT cubriese ese vacío.

A los dos años de tal hazaña, la Comisión admite que esto no va a ocurrir. Entre otras cosas porque TNT, que tenía una buena red de transporte terrestre, acabará viendo como tal red va cayendo en desuso.

Ahora se pretende que para corregir estos errores estratégicos de antiguo se obligue a los correos a una colaboración a la que ninguno está dispuesto.


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