REVISTA LOGÍSTICA TRANSPORTE Y ALMACENAJE - 31/01/2018

El horror de la paquetería transfronteriza en Europa.

Un kilo a Berlín tiene de coste 10 céntimos y se cobra 100 veces más al usuario.

Recargos abusivos.

Un comisario turista y una ineficaz Comisión Europea se burlan del problema fundamental del comercio electrónico en Europa.



El comisario de mercado único, Andrus Ansip que se dedica a hacer turismo, preferentemente por África, parece que le ha cogido el gusto, es el responsable de que de cada poco se emitan mensajes como que va a hacer muchísima fuerza para resolver un problema que hasta los cientos de funcionarios de la Comisión Europea han descubierto como importante y es lo caro que es enviar paquetes a través de Europa. Hasta han inventado un término, lo caro que es la paquetería transfronteriza.

Como dice la Comisión, esto es un gran impedimento para que haya un mercado de comercio electrónico y no electrónico a través de los 400 millones de europeos que son homólogos de los 400 y pico millones de estadounidenses. Pero ellos van por delante y también los chinos.

Aquí, en Europa, los inteligentes señores de la Comisión, han permitido la concentración de las empresas de paquetería en tres grandes grupos, por un lado los Correos donde sólo el alemán, el francés y, en menor medida, el inglés tienen una oferta transfronteriza, pero eso sí, cara. El segundo bloque de empresas son los integradores americanos, UPS, FedEx, antes lo era la holandesa TNT pero dejaron que se la comiese
FedEx. Estos integradores hacen que se alineen en precio las multinacionales con los correos señalados haciendo el transporte y la paquetería transfronteriza básicamente cara.

El tercer grupo son empresas independientes pero que teniendo que luchar con los correos y los integradores no pueden hacer mucho.

El resultado es que, en términos relativos, la paquetería transfronteriza es hoy más cara que hace una década.

Esto es una vergüenza por cuanto Europa tiene una red de autovías y autopistas mejor que la de Estados Unidos y un transporte terrestre baratísimo. A los transportistas se les paga poco y a los usuarios se les cobra mucho.

Un transporte terrestre que entre Madrid y Berlín no llega a los 10 céntimos de euro por kilo. Sin embargo, este precio se ve multiplicado por cien cuando intervienen las empresas dueñas del oligopolio.

20.000 kilos a Berlín cuestan 2.000 euros a la paquetera, y se cobra 100 veces más al usuario.

No estamos hablando de paquetería express por avión sino de la paquetería express terrestre que entre Madrid y Berlín tiene unos tiempos de transito de tres a cuatro días y eso contando que los camiones llegan allí en 36 horas. El resto es para recoger allí y entregar allí.

Esta disfunción y gran diferencia en precio y en márgenes entre llevar 20 toneladas por 2.000 euros a Berlín desde Madrid y el astronómico coste para el que quiere enviar una decena de kilos.

RECARGOS A TUTTIPLEN.


Pero es más, el abuso llega a que los integradores y también los correos como DHL, con una fuerte presencia aérea se hayan acostumbrado a imponer a pie de factura en los portes conceptos traídos de la aviación o del marítimo como el recargo por fuel, como si alguien al pagar 20 euros por llevar 1 kilo a Berlín no estuviese pagando el fuel del camión y las furgonetas. Pero claro, si se le añade un 4 o un 5% más después de todo tipo de recargos como no formar pallets y ya no digamos por volumen, o por subir los paquetes a su destino.

RECARGOS SORPRESIVOS


Mandar paquetes para las empresas españolas o de cualquier otro punto de la Europa periférica es un dolor y cuando no son los recargos por fuel, que es un chiste aplicados a los camiones como si estos no consumiesen gasóleo o fuesen solares, hay recargos tan ridículos como que las empresas del tercer grupo, las más grandes y las industriales, intentan aplicar recargos por subir la mercancía a las oficinas del destinatario porque según ellos, la tarifa es para entregar en muelle y eso una vez aprobados los presupuestos y pagado el porte, es decir, una absoluta tomadura de pelo que hacen tragar con ruedas de molino al que quiere enviar algo teniendo que firmar hojas y hojas de tarifas para que después le remitan la factura que les de la gana.


RECARGOS QUE DUPLICAN EL PRECIO DEL ENVIO

Estos recargos pueden duplicar el precio del envío y se imponen por las malas. Hacen que los envíos
, para las empresas medianas de comercio electrónico y de comercio físico enviar paquetes, si no se tiene un gran volumen, sean en Europa ridículo, con precios casi parecidos a lo que cuesta enviar los mismos kilos por vía aérea a Nueva York.

Este es el problema que el muy listo del comisario Ansip, el turista Ansip, y los cientos de funcionarios de la Unión Europea, a los que, con mucha razón, los británicos no quieren seguir pagando más y por eso se marchan, llevan treinta y seis meses descubriendo. Los industriales llevan años.

Es como si Cristóbal Colón llevase treinta y seis meses viendo la costa de Santo Domingo y proclamando que había descubierto tierra pero sin bajarse del barco.

A todo esto, se le ocurren al comisario Ansip soberanísimas tonterías para resolver el problema como obligar a que se publiquen las tarifas, tonterías y majaderías que solo se le pueden ocurrir a un "ministrín" de esta Unión Europea que no tiene amo.

Que se creía el señor Almunia que fue el que permitió después de negárselo a UPS que se terminase con TNT, pues el listo del señor Almunia ahora jugosamente retirado con dobles pensiones, las de diputado, ex ministro y comisario, y claro está, sin tener que enviar un solo paquete él, se desentiende del monstruo oligopolístico que han creado.

Pero esto solo se produce, recordémoslo,
porque Europa ha permitido que haya un oligopolio y donde hay un oligopolio nacen estos comportamientos como setas.

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