REVISTA LOGÍSTICA y TRANSPORTE - 06/10/2014
Opinión.

La entelequia de la TCP.

El sueño de la Travesía Central Pirenaica.


La Travesía Central Pirenaica (TCP) es otro nombre para el tren de Canfranc. Seguramente para evitar rememorar algo tan antiguo.

Llegar a la bellísima estación de Canfranc y ver que es un tren a ninguna parte es una muestra de cómo dos países pueden vivir de espaldas uno a otro. Se han hecho películas de guerra y alguna sobre el telón de acero. Estos días, el Gobierno de Aragón trata por todos los medios de relanzar la TCP. Lo ha hecho con un largo y a ratos aburrido acto de autobombo o de autoestima de las organizaciones empresariales de la CEOE.

Ha contado con poco apoyo de la Administración, que por cosas de la política hizo que faltase la ministra, no hay Secretario de Estado y fue el Subsecretario (más o menos el jefe de personal de Fomento, por mucho que el señor Garcés vale bastante). El foro se quedó estrecho en un reducido auditorio de la CEOE. Restringido foro para una obra que se trata de vender como estratégica.

Contó con un solo representante de la embajada francesa, que no se achicó lo más mínimo ante la lluvia críticas y de insinuaciones a la poca diligencia de los franceses y desprecio a nuestros esfuerzos.

La realidad es que el túnel de Canfranc está interrumpido porque se cayó un puentecito del lado francés, y estos no se han dignado a arreglarlo. En cuanto a la travesía por carretera, la situación es igual de triste. Se llega a la raya francesa por una autovía y después una carretera de calidad para aterrizar en una comarcal francesa llena de curvas. Eso sí, con un paisaje conservado, muy bonito, y al parecer lleno de osos.

Francia arrastra los pies en cualquier desarrollo de esta parte fronteriza por
ideas conservacionistas que no había hace años, pero que ahora utilizan convenientemente: son parques naturales, montes reservados y eso impide el desarrollo.

En cuanto a la necesidad de esa travesía central, hay que ponerla en perspectiva. Evidentemente es un proyecto que se debe de alentar a largo plazo, pero hoy por hoy las realidades son lastimosas. A pesar de que nuestras exportaciones salen por los dos embudos de La Junquera (Portbou) e Irún, incluso el enlace ferroviario por Cataluña está infrautilizado desde el puto de vista de las mercancías.

80 millones de toneladas salen por esas dos fronteras, la mayor parte hortofrutícolas, por carretera. Por ferrocarril van y vienen componentes, preferentemente de automóviles.

El Gobierno socialista de Zapatero y el ministro Blanco eligió degradar el Eje 16, que es el eje de la red de la Unión Europea que contempla la TCP, para no dañar otras posibilidades y puede que, como sugieren desde Aragón, por motivos políticos. Pero el caso es que intentaron lograr que hubiese un enlace ferroviario de alta velocidad por La Junquera. Esto se ha logrado, y en combinación con el enlace de alta velocidad, otro enlace de mercancías por las mismas vías. La realidad es que este eje, que es el corredor mediterráneo, todavía está infrautilizado.

De entrada, los franceses siempre han puesto muchos problemas, y de hecho que las exportaciones de automóviles salgan por barco es porque los ferrocarriles franceses han sido casualmente siempre ineficaces desde el punto de vista de la regularidad y la puntualidad. Los fabricantes de automóviles como Volkswagen, alemanes ellos y adeptos al ferrocarril, acabaron tirando la toalla con el ferrocarril francés hace muchísimos años.

Ahora parece que la cosa va a cambiar, y que el ferrocarril por Francia tiene una posibilidad de la mano de empresas alemanas ferroviarias, principalmente la estatal DB. De hecho, una Francia debilitada económicamente parece que tiene que ceder ante el poder alemán para dejar de ponerle trabas por lo menos a su empresa nacional de ferrocarriles. Pero hasta ahora, la realidad es que el ferrocarril por Francia ha sido una entelequia, pero no por falta de puntos de travesía, sino sencillamente por la falta de seriedad, las huelgas y las interrupciones del servicio, amén de su carestía.

Del lado español, el célebre corredor mediterráneo también tiene bastante que desear. La realidad es que el corredor se termina hoy en Castellbisbal y en el puerto de Barcelona, a las puertas del mayor centro fabril de Cataluña, que es el área de Martorell. Por una disputa y falta de inversiones en una estación de clasificación, los trenes no pueden acceder a la fábrica de Seat-Volkswagen en Martorell ni a Celsa con el ancho internacional. Además se quejan los fabricantes de que ese ancho internacional que discurre por las vías del tren de alta velocidad después tiene muchas limitaciones y nos les sirve, por lo que parece que estamos al principio de todo con la salida de Portbou.

Por Armando Estrada.

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