Las grandes ciudades se están viendo afectadas por un nuevo fenómeno. El auge del comercio electrónico está llenando las urbes de residuos adicionales debido a la comida a domicilio y a la paquetería, lo que implica una gestión diferente de los desperdicios.
En San Francisco, estos residuos están colapsando los servicios de gestión de basuras, poniendo en peligro los planes de baja contaminación de la ciudad. Aunque el Ayuntamiento promulgó una ley contra los cartones y los paquetes, no ha sido suficiente. El plástico, el celofán o el poliestireno están invadiendo las calles en lo que ya se está llamando como "efecto amazon", lo que ya ha implicado una subida de tasas para la recogida de basura para el próximo mes de julio.
La directora ejecutiva del California Product Stewardship Council, Heidi Sanborn, comentó al San Francisco Chronicle que ante tal cantidad de envases, Recology -la empresa de recogida de basura de la ciudad- ha tenido que reconfigurar toda su operativa de camiones de recogida ya que "tener medio camión para transportar materiales reciclables ya no era suficiente".
Esta reconfiguración "cuesta dinero", defiende Sanborn, que explica que no es únicamente cuestión de la operativa de los camiones, sino que las modificaciones se tienen que llevar más allá por la especialización y ajuste de la mano de obra. Además, se tiene que hacer un nuevo trazado de las rutas de recogida para optimizar los camiones en la calle.
Uno de los grandes problemas que se ha encontrado Recology es, según informa El Economista,
la proliferación de la comida a domicilio, ya que el tipo de envases que usan también quedan fuera de lo establecido en la ley de comercios online, ya que son restaurantes y los elementos para reciclar son complicados.
Estos no se pueden reciclar bien porque muchas veces llevan residuos orgánicos impregnados.
San Francisco se enorgullece de ser ecologista, habiendo prohibido todo, desde bolsas de plástico hasta bandejas de carne de espuma. Pero esos elevados ideales ambientales van en contra de una cultura que está cada vez más centrada en la conveniencia.
Muchos habitantes de la ciudad tienen poco tiempo para cocinar o comprar, por lo que ordenan comidas y comestibles en línea, y compran trajes de servicios de estilo de Internet que entregan a sus puertas. Las consecuencias de estas nuevas formas de consumo son fácilmente evidentes en los vestíbulos de los edificios de apartamentos, que a menudo están llenas de cajas.
"Vemos la corriente de reciclaje a diario y pasó de gris a marrón", dijo Darryl Moses, gerente de operaciones de la planta de reciclaje de 200.000 pies cuadrados de Hunters Point, administrada por el reciclador de residuos y reciclaje de la ciudad, Recology. "Hace años, los contenedores de los residentes estaban repletos de vidrio translúcido y periódicos grisáceos. Ahora están llenos de cartón marrón".